Personalidad
Sus componentes, características. Concepto de Identidad. Persona y personaje.
Máscara y Disfraz-Caras y caretas
Personalidad-La mascarada social. (La +cara da social)
Personalidad: Término derivado de "Persona", "Personare", que alude a "máscara". Del griego "prosopon" ("máscara teatral"), del etrusco "persum" ("cabeza o cara") o del latín "per se una", que designa la unidad sustantiva.
La personalidad es el resultado de la articulación dinámica de los aspectos psicológicos (intelectuales, afectivos, cognitivos y pulsionales) y biológicos (fisiológicos y morfológicos) característicos de cada persona y que le distinguen de las demás.
Durante un largo período de tiempo, se consideró que la personalidad era inmodificable. Una de las características de la máscara en el teatro antiguo era su permanencia, su fijeza, por eso probablemente se adoptó el término "personalidad" para designar los rasgos característicos de una persona. En la actualidad esta idea está totalmente descartada.
Etimológicamente, "máscara" viene del italiano "maschera" y a su vez del árabe "masharah", que quiere decir objeto de risa. Se refiere a una figura alusiva al rostro humano, imaginario o de cualquier animal, en que la persona puede cubrir la totalidad de la cara, para no ser descubierto, tomar el aspecto a otro, muy usado en actos rituales y solemnes, como accesorio de disfraz. Traje extravagante o exagerado de alguien que se disfraza.
"Toda mente profunda necesita de una máscara.”
FRIEDRICH WILHELM NIETZSCHE
"Yo no tengo una personalidad; yo soy un cocktail, un conglomerado, una manifestación de personalidades.
En mí, la personalidad es una especie de furunculosis anímica en estado crónico de erupción; no pasa media hora sin que me nazca una nueva personalidad.
Desde que estoy conmigo mismo, es tal la aglomeración de las que me rodean, que mi casa parece el consultorio de una quiromántica de moda. Hay personalidades en todas partes: en el vestíbulo, en el corredor, en la cocina, hasta en el W. C.
¡Imposible lograr un momento de tregua, de descanso!
¡Imposible saber cuál es la verdadera!
Aunque me veo forzado a convivir en la promiscuidad más absoluta con todas ellas, no me convenzo de que me pertenezcan.
¿Qué clase de contacto pueden tener conmigo —me pregunto— todas estas personalidades inconfesables, que harían ruborizar a un carnicero? ¿Habré de permitir que se me identifique, por ejemplo, con este pederasta marchito que no tuvo ni el coraje de realizarse, o con este cretinoide cuya sonrisa es capaz de congelar una locomotora?
El hecho de que se hospeden en mi cuerpo es suficiente, sin embargo, para enfermarse de indignación. Ya que no puedo ignorar su existencia, quisiera obligarlas a que se oculten en los repliegues más profundos de mi cerebro. Pero son de una petulancia... de un egoísmo... de una falta de tacto...
Hasta las personalidades más insignificantes se dan unos aires de trasatlántico. Todas, sin ninguna clase de excepción, se consideran con derecho a manifestar un desprecio olímpico por las otras, y naturalmente, hay peleas, conflictos de toda especie, discusiones que no terminan nunca. En vez de contemporizar, ya que tienen que vivir juntas, ¡pues no señor!, cada una pretende imponer su voluntad, sin tomar en cuenta las opiniones y los gustos de las demás. Si alguna tiene una ocurrencia, que me hace reír a carcajadas, en el acto sale cualquier otra, proponiéndome un paseíto al cementerio. Ni bien aquélla desea que me acueste con todas las mujeres de la ciudad, ésta se empeña en demostrarme las ventajas de la abstinencia, y mientras una abusa de la noche y no me deja dormir hasta la madrugada, la otra me despierta con el amanecer y exige que me levante junto con las gallinas.
Mi vida resulta así una preñez de posibilidades que no se realizan nunca, una explosión de fuerzas encontradas que se entrechocan y se destruyen mutuamente. El hecho de tomar la menor determinación me cuesta un tal cúmulo de dificultades, antes de cometer el acto más insignificante necesito poner tantas personalidades de acuerdo, que prefiero renunciar a cualquier cosa y esperar que se extenúen discutiendo lo que han de hacer con mi persona, para tener, al menos, la satisfacción de mandarlas a todas juntas a la mierda".
Oliverio Girondo
"Nadie puede llevar la máscara durante mucho tiempo.”
LUCIO ANNEO SÉNECA
La pregunta que se impone es: Cuál es el rasgo que caracteriza o se destaca en el concepto de máscara? Lo que se oculta, lo que tapa o disfraza algo que subyace o que se halla por debajo de la misma.
Quiénes usan generalmente máscaras? Los que se disfrazan, los actores, los que juegan a ser otros, a taponar algo de su esencia para mostrar y resaltar la apariencia. Una máscara que sirve para disfrazar la íntima individualidad y que representa sólo la mente colectiva. De esto habla precisamente Jung, donde cada hombre, en esa comedia o tragedia que es la vida, lleva puesta una máscara que le sirve precisamente para ocultar su verdadero Yo, su Yo íntimo. Sin embargo paradójicamente, la personalidad tiene también un significado opuesto. Sería un conjunto de rasgos propios de un individuo determinado y que lo distingue de los demás seres humanos. En este sentido, la personalidad define lo que el hombre es internamente y no lo que parece ser. Se designará entonces al Yo profundo, al verdadero Yo.
REÍR LLORANDO-Juan de Dios Peza
Viendo a Garrik —actor de la Inglaterra—
el pueblo al aplaudirlo le decía:
«Eres el más gracioso de la tierra
y el más feliz...»
Y el cómico reía.
el pueblo al aplaudirlo le decía:
«Eres el más gracioso de la tierra
y el más feliz...»
Y el cómico reía.
Víctimas del spleen, los altos lores,
en sus noches más negras y pesadas,
iban a ver al rey de los actores
y cambiaban su spleen en carcajadas.
en sus noches más negras y pesadas,
iban a ver al rey de los actores
y cambiaban su spleen en carcajadas.
Una vez, ante un médico famoso,
llegóse un hombre de mirar sombrío:
«Sufro —le dijo—, un mal tan espantoso
como esta palidez del rostro mío.
llegóse un hombre de mirar sombrío:
«Sufro —le dijo—, un mal tan espantoso
como esta palidez del rostro mío.
»Nada me causa encanto ni atractivo;
no me importan mi nombre ni mi suerte
en un eterno spleen muriendo vivo,
y es mi única ilusión, la de la muerte».
no me importan mi nombre ni mi suerte
en un eterno spleen muriendo vivo,
y es mi única ilusión, la de la muerte».
—Viajad y os distraeréis.
— ¡Tanto he viajado!
—Las lecturas buscad.
—¡Tanto he leído!
—Que os ame una mujer.
—¡Si soy amado!
—¡Un título adquirid!
—¡Noble he nacido!
— ¡Tanto he viajado!
—Las lecturas buscad.
—¡Tanto he leído!
—Que os ame una mujer.
—¡Si soy amado!
—¡Un título adquirid!
—¡Noble he nacido!
—¿Pobre seréis quizá?
—Tengo riquezas
—¿De lisonjas gustáis?
—¡Tantas escucho!
—¿Que tenéis de familia?
—Mis tristezas
—¿Vais a los cementerios?
—Mucho... mucho...
—Tengo riquezas
—¿De lisonjas gustáis?
—¡Tantas escucho!
—¿Que tenéis de familia?
—Mis tristezas
—¿Vais a los cementerios?
—Mucho... mucho...
—¿De vuestra vida actual, tenéis testigos?
—Sí, mas no dejo que me impongan yugos;
yo les llamo a los muertos mis amigos;
y les llamo a los vivos mis verdugos.
—Sí, mas no dejo que me impongan yugos;
yo les llamo a los muertos mis amigos;
y les llamo a los vivos mis verdugos.
—Me deja —agrega el médico— perplejo
vuestro mal y no debo acobardaros;
Tomad hoy por receta este consejo:
sólo viendo a Garrik, podréis curaros.
vuestro mal y no debo acobardaros;
Tomad hoy por receta este consejo:
sólo viendo a Garrik, podréis curaros.
—¿A Garrik?
—Sí, a Garrik... La más remisa
y austera sociedad le busca ansiosa;
todo aquél que lo ve, muere de risa:
tiene una gracia artística asombrosa.
—Sí, a Garrik... La más remisa
y austera sociedad le busca ansiosa;
todo aquél que lo ve, muere de risa:
tiene una gracia artística asombrosa.
—¿Y a mí, me hará reír?
—¡Ah!, sí, os lo juro,
él sí y nadie más que él; mas... ¿qué os inquieta?
—Así —dijo el enfermo— no me curo;
¡Yo soy Garrik!... Cambiadme la receta.
—¡Ah!, sí, os lo juro,
él sí y nadie más que él; mas... ¿qué os inquieta?
—Así —dijo el enfermo— no me curo;
¡Yo soy Garrik!... Cambiadme la receta.
* * *
¡Cuántos hay que, cansados de la vida,
enfermos de pesar, muertos de tedio,
hacen reír como el actor suicida,
sin encontrar para su mal remedio!
enfermos de pesar, muertos de tedio,
hacen reír como el actor suicida,
sin encontrar para su mal remedio!
¡Ay! ¡Cuántas veces al reír se llora!
¡Nadie en lo alegre de la risa fíe,
porque en los seres que el dolor devora,
el alma gime cuando el rostro ríe!
¡Nadie en lo alegre de la risa fíe,
porque en los seres que el dolor devora,
el alma gime cuando el rostro ríe!
Si se muere la fe, si huye la calma,
si sólo abrojos nuestra planta pisa,
lanza a la faz la tempestad del alma,
un relámpago triste: la sonrisa.
El carnaval del mundo engaña tanto,si sólo abrojos nuestra planta pisa,
lanza a la faz la tempestad del alma,
un relámpago triste: la sonrisa.
que las vidas son breves mascaradas;
aquí aprendemos a reír con llanto
y también a llorar con carcajadas.
aquí aprendemos a reír con llanto
y también a llorar con carcajadas.
Quiénes usan generalmente máscaras? Los que se disfrazan, los actores, los que juegan a ser otros, a taponar algo de su esencia para mostrar y resaltar la apariencia. Una máscara que sirve para disfrazar la íntima individualidad y que representa sólo la mente colectiva. De esto habla precisamente Jung, donde cada hombre, en esa comedia o tragedia que es la vida, lleva puesta una máscara que le sirve precisamente para ocultar su verdadero Yo, su Yo íntimo. Sin embargo paradójicamente, la personalidad tiene también un significado opuesto. Sería un conjunto de rasgos propios de un individuo determinado y que lo distingue de los demás seres humanos. En este sentido, la personalidad define lo que el hombre es internamente y no lo que parece ser. Se designará entonces al Yo profundo, al verdadero Yo.
El término "personalidad", se suele asociar con frecuencia a la idea de un cierto atractivo social. Cuando decimos que alguien tiene mucha personalidad, queremos dar a entender que cuenta con una serie de rasgos que resultan muy atractivos para los demás: prestancia, simpatía, estilo, humor, ingenio, astucia, etc. No es extraño que, coloquialmente hablando, todo el mundo aspire a "tener personalidad". Realmente todos tienen personalidad, distintiva, diferente, pero nadie está libre de poseer rasgos que lo hacen único e irrepetible.
La personalidad no es algo estático o fijo. Es un constructo, algo difícil de definir y de enmarcar, ya que alude a un concepto dinámico, cambiante y adaptable a las diferentes circunstancias.
Constructo es, en psicología, toda entidad de compleja definición dentro de una teoría científica. Un constructo es algo de lo que se sabe que existe, pero cuya definición es difícil o controvertida. Son constructos por ejemplo: la inteligencia, la personalidad y la creatividad.
"Quiero libertad para la plena expresión de mi personalidad". Mahatma Gandhi
La personalidad es el modo y estilo propio de cada sujeto, compuesto por la suma del "Temperamento" (lo genético y heredado, lo que ya se trae al nacer) más el "Carácter" (lo adquirido en la infancia a través de las vivencias familiares, historia personal, educación, medio sociocultural, etc).
Mientras el temperamento es fijo y definido a través del humor y la predisposición innata, el carácter se moldea a través de los demás, delineando así la personalidad, que es típica y diferente en cada sujeto.
"Todos nacemos con un mapa genético único, que establece las características básicas de nuestra personalidad, así como nuestra salud física y nuestra apariencia. Sin embargo, todos sabemos que las experiencias de vida nos cambian". Joan D. Vinge
La forma de ser es la manera en que la personalidad sale a la luz en nuestras acciones, pensamientos y comportamientos cotidianos, es lo que mostramos a los otros, la imagen que ofrecemos y la expresión que damos a nuestros afectos y emociones.
Ahora, entonces, podemos afirmar que lo que va modificándose con los años es la parte del carácter o sea lo adquirido por las vivencias y cambios exteriores.
Esto sucede, porque uno va madurando por un lado y a su vez, los hechos de la vida, como vivencias infantiles, escolaridad, cambios físicos y hormonales en la pubertad-adolescencia, fallecimientos de seres amados, responsabilidades nuevas en la adultez, el trabajo, la familia, pareja, circulo social y amistades, el entorno sociocultural, etc, van delineando modificaciones, ya sea por éxitos o alegrías, como también por los fracasos o frustraciones.
El temperamento no se modifica, es fijo, el carácter si puede cambiar y moldearse.
Un tema importantísimo y complejo de desarrollar es el de la "Identidad".
Del latín"identĭtas", la identidad es el conjunto de los rasgos propios de un individuo.
La identidad no es algo estático, sino que es una construcción y como tal está en continuo movimiento a modo de estructura. Esto implica que si se mueve alguna pieza, todas las demás se ven implicadas y sujetas a movimiento y como tal a cambio y readaptación.
Construimos nuestra identidad a través de otros.
La identidad es un término prestado al Psicoanálisis. Prestado para reunirse en las identificaciones, porque de lo que Freud habla es de identificación. Identificarnos con rasgos familiares que nos hacen forjar nuestra propia imagen.
Aunque el niño se mire en el espejo o que esté entre otros niños, no conseguirá apropiarse de su imagen corporal sin la ayuda del lenguaje. Es la mirada del Otro, fundamentalmente de ese primer Otro que es la madre, la que certificará que la imagen que el espejo refleja le corresponde y que además él es su objeto de deseo más preciado.
Somos una sumatoria de factores: el lugar donde nacimos (identidad nacional), lo copiado de los modelos primeros infantiles, las normas impuestas sociales, de la educación, de las instituciones y todos los vínculos que nos van forjando como sujetos con personalidad definida y con un concepto propio de quienes somos.
Hay aspectos que no podemos cambiar o borrar, están ya arraigadas en lo más profundo y ya son parte nuestra y hay otros que se han agregado y se siguen continuamente sumando, que pueden ser trabajados y revisados.
Decidir se puede y lo hacemos en cada pequeña acción, elegimos un camino u otro, tomamos o dejamos algo, activamos un proyecto o lo postergamos, etc. Sin embargo, hay algo que nos sujeta y es lo inconsciente que debe salir a la luz si queremos manejar mejor nuestra vida y ser algo más autónomos. Caso contrario, repetimos incesantemente, demandamos y hacemos nueva petición. Re= volver y petición= pedir.
"Puede uno cambiar su identidad?"
No. Se puede uno transformar, desaparecer, enmascarar, reiniciar, etc., pero esas primeras huellas permanecen, a veces encuentran la oportunidad de reaparecer, se deterioran, se contaminan de otras marcas. como una tablilla donde las marcas de nuevas escrituras sepultan las anteriores. Añadimos, acumulamos, sumamos. Nos enriquecemos. Todo esto, nos aleja de esa primera marca dada por el lugar donde nacemos. Pero además lo hacemos inevitablemente con otros, con esos otros que son sólo yo'. " Por eso somos seres netamente sociales y dependientes, aún así nos podamos manejar con mayor o menor nivel de autonomía y libertad de elección.
"Nadie puede ser esclavo de su identidad: cuando surge una posibilidad de cambio, hay que cambiar."
Elliot Gould
La pregunta que siempre ronda y da vueltas es: "Quién soy yo?" "Quién es el otro?"
"La desesperación es una enfermedad del yo, y puede adoptar tres formas: la desesperación de no tener un yo; la desesperación de no querer ser uno mismo; la desesperación de querer ser uno mismo". Soren Kierkegaard Nadie es puro o absolutamente legítimo en la identidad, ya que algo siempre se pierde en el camino y proceso de socialización y cultura, fundamentalmente cuando se instala la palabra, como fundante del sujeto. En este sentido, nadie es del todo idéntico a sí mismo, ni a otro. Hay una brecha en el ser irrecuperable.
La existencia del inconsciente supone la negación de todo principio de identidad, y desvela que el yo es una ilusión que intenta negar el verdadero estatuto del sujeto, que no es otro que su división. El sujeto está dividido por el inconsciente que supone un saber al cual el yo no tiene acceso. Es ese saber no sabido el que determina tanto las palabras como los actos del sujeto. El yo, cree ser dueño de lo que dice, supone que actúa según sus intenciones y que es transparente para sí mismo, pero a cada paso se encuentra con las pruebas del inconsciente que le hacen cometer lapsus, soñar cosas impensables, sufrir síntomas, cuya causa le resulta profundamente desconocida y experimentar un modo de gozar que atenta contra su sistema de valores.
Hamlet:
¡Ser, o no ser, es la cuestión!— Qué debe más dignamente optar el alma noble
- entre sufrir de la fortuna impía
- el porfiador rigor, o rebelarse
- contra un mar de desdichas, y afrontándolo
- desaparecer con ellas?
- Morir, dormir, no despertar más nunca,
- poder decir todo acabó; en un sueño
- sepultar para siempre los dolores
- del corazón, los mil y mil quebrantos
- que heredó nuestra carne, ¡quién no ansiara
- concluir así! Morir... quedar dormidos...
- Dormir... tal vez soñar!—¡Ay! allí hay algo
- que detiene al mejor. Cuando del mundo
- no percibamos ni un rumor, ¡qué sueños
- vendrán en ese sueño de la muerte!
- Eso es, eso es lo que hace el infortunio
- planta de larga vida. ¿Quién querría
- sufrir del tiempo el implacable azote,
- del fuerte la injusticia, del soberbio
- el áspero desdén, las amarguras
- del amor despreciado, las demoras
- de la ley, del empleado la insolencia,
- la hostilidad que los mezquinos juran
- al mérito pacífico, pudiendo
- de tanto mal librarse él mismo, alzando
- una punta de acero? ¿quién querría
- seguir cargando en la cansada vida
- su fardo abrumador?... Pero hay espanto
- ¡allá del otro lado de la tumba!
- La muerte, aquel país que todavía
- está por descubrirse,
- país de cuya lóbrega frontera
- ningún viajero regresó, perturba
- la voluntad, y a todos nos decide
- a soportar los males que sabemos
- más bien que ir a buscar lo que ignoramos.
- Así, ¡oh conciencia!, de nosotros todos
- haces unos cobardes, y la ardiente
- resolución original decae
- al pálido mirar del pensamiento.
- Así también enérgicas empresas,
- de trascendencia inmensa, a esa mirada
- torcieron rumbo, y sin acción murieron.
"Ser o no ser, la alternativa es esa"!
"A algunos hombres los disfraces no los disfrazan, sino los revelan. Cada uno se disfraza de aquello que es por dentro".
Gilbert Keith Chesterton
The Mask
"Sólo quiero ser yo mismo. Quizás algunas personas intentarán limitarme, pero yo no lo haré". Jim Carrey
“Merecer la vida no es callar y consentir tantas injusticias repetidas... Es una virtud, es dignidad y es la actitud de identidad más definida.”
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Mónica Podrowski