Nos preguntamos a menudo, qué nos atrae de una persona, cómo se da este aparente flechazo y disparo de emociones, cuando este hecho se genera.
El término “atracción” es de origen latino y deriva de “atractio”, que puede traducirse como “acción y efecto de traer hacia uno” y es fruto de la suma de tres elementos:
-El prefijo “ad-”, que significa “hacia”.
-El adjetivo “tractus”, que es equivalente a “tirado”.
-El sufijo “-cion”, que se utiliza para indicar “acción y efecto”.
Se denomina atracción al proceso y el resultado de atraer: acercar hacia sí.
El parámetro para la atracción puede ser por semejanza o por oposición, pero en ambas posturas el eje es el mismo: ese modelo a tomar como referencia y sus rasgos más atrayentes en donde se asienta la identificación.
La atracción es el inicio de amor y está ligada al deseo.
La atracción no es casual (es causal) y el otro debe tener aquello que nos resulte amoroso y amable. Siempre hablamos de mecanismos inconscientes (no reconocidos por la conciencia) e involuntarios (no manejados a voluntad). De ahí que no resultaría tan veraz o efectiva, la corriente que habla de “Ley de atracción o pensamientos positivamente dirigidos”, aunque suene muy mágica y tentadora su propuesta.
No entendemos claramente qué nos atrae del otro y de ahí, que hablamos de un enigma.
"Sobre gustos no hay nada escrito".
Lo que para uno puede ser hermoso, para otro puede resultar insignificante. De ahí las clásicas "parejas desparejas", donde los demás se preguntan: Qué le vio?
"La irregularidad, es decir, lo inesperado, la sorpresa o el estupor son elementos esenciales y característicos de la belleza".
Charles BaudelaireAmamos diferentes versiones de una misma persona, solamente cambian los personajes, pero el centro es siempre aquella figura que marcó nuestro amor. Por ende, amamos entonces, a ese que responde a nuestra pregunta: ¿Quién soy yo?"
«¿Qué buscaba en ellas? ¿Qué era lo que le llevaba hacia ellas? ¿No es el acto amoroso la eterna repetición de lo mismo?
No. Siempre queda un pequeño porcentaje inimaginable. Claro que, cuando veía a una mujer vestida, era capaz de imaginarse aproximadamente qué aspecto iba a tener desnuda.» Milan KunderaAmar verdaderamente a alguien es creer que amándolo, se accederá a una verdad sobre sí mismo.
Todos entonces son espejos para vernos reflejados.
Es un rasgo particular o un conjunto de rasgos- que tiene en cada uno una función determinante en la elección amorosa. Por ejemplo la mirada de mi padre, la sonrisa de mi madre, una voz que me resulta peculiar, el aroma de su piel que perduren mi memoria, etc.
"Muchos hombres se enamoran de un hoyuelo y cometen el error de casarse con la chica entera". Stephen Leacock
“Su fuerza vital es inmensa, expresa un irresistible deseo de exhibirse, sin contrapartida, sin objeto, sin recurrir al símbolo ni a la metáfora, sin hacer ninguna aproximación forzada ni ninguna asociación de ideas: es la belleza natural en estado puro.” Gao Xingjian
No habría una media naranja que nos complemente en el sentido platónico del término. El retorno aquí es imposible.
Entonces, es este "amor primario" , el que buscamos en los objetos de amor sucesivos. ¿Qué es lo que tienen de particular estos objetos de amor? Necesitan cierto "brillo fálico" en el objeto para despertar el amor, deben evocar en algo al primer objeto pero con lo cual no es suficiente para alcanzar la satisfacción plena.
A raíz de esto se da lo que Freud llama "elección por apuntalamiento" que se manifiesta de dos formas: a la mujer nutricia y al hombre protector.
También hay otro modelo de elección de objeto de amor , que es referente a las personas que eligen según el modelo de su propia persona. Freud lo llamó narcisista y se manifiestan de esta manera: a lo que uno es, a lo que uno fue, a lo que uno querría ser, a la persona que fue parte de uno mismo. Lacan dice: "Es evidente que, como todo amor, sólo es localizable, como Freud nos indica, en el campo del narcisismo. Amar es, esencialmente, querer ser amado.
Es Lacan quien asevera: el que demanda amor busca algo más allá del objeto amado, algo que el objeto no posee. "Lo que se ama en el amor es, en efecto, lo que está más allá del sujeto, literalmente lo que no tiene."
Por esto, amor y deseo deberían ir juntos, es decir, deberían dirigirse al mismo objeto, pero por lo general esto no sucede así. En realidad el peligro de esto, de que aparezcan unidos, radica en la posibilidad de extinguir el deseo y con él el amor. "Sólo se ama lo que no se tiene", en la medida que cuando se encuentra un objeto de amor, el amor se pierde.
Aquí es donde resurge la idea de repetición. ¿Por qué? A través de las sucesivas elecciones objetales lo que se busca es, de acuerdo a lo dicho, reencontrar aquel amor que jamás se concretó en un encuentro efectivo, de índole sexual, buscar un sustituto de aquel amor perdido. También vemos el efecto de las pulsiones Eros que cambian de objeto sucesivamente y demoran el fin.
La compulsión de repetición entonces es partícipe de las vicisitudes que experimenta la vida amorosa.
Entonces se concluye, que evidentemente en la elección de objeto amoroso no buscamos más que recuperar un amor perdido y repetir aquel estado perfecto en el cual nos hallábamos cómodos, satisfechos; completos.
El mensaje que nos deja Freud acerca del amor no es halagador para el ser humano puesto que llega a la conclusión de que existe un desarreglo esencial en la sexualidad humana.
El amor entonces está siempre incompleto...
"Lo fácil aburre, lo difícil atrae y lo imposible obsesiona".
No siempre el enamoramiento o la atracción surgen a primera vista. Es más, a veces, se da justamente con alguien que de entrada no nos parece interesante o con quien menos obedece aparentemente a ese modelo de ideal de belleza o estético.
ResponderEliminarEs justamente lo enigmático de este fenómeno, ya que ese rasgo, no siempre es físico ni se descubre desde el vamos. Por ejemplo, puede despertarse de pronto por un gesto específico, una sonrisa, una situación o una palabra, algo que resuena en eso familiar y siniestro.
Mónica Podrowski
"El vértigo significa que la profundidad que se abre ante nosotros nos atrae, nos seduce, despierta en nosotros el deseo de caer, del cual nos defendemos espantados.”.
ResponderEliminarMilan Kundera.
"Sin contrarios no hay progreso. Atracción y repulsión, razón y energía, amor y odio, son necesarios para la existencia humana".
ResponderEliminarWilliam Blake
"Estamos irresistiblemente atraídos por quien nos traerá los problemas necesarios para nuestra propia evolución".
ResponderEliminarAlejandro Jodorowsky
"La mirada es posiblemente la más asombrosa técnica humana de cortejo: el lenguaje de los ojos".
ResponderEliminarHelen Fisher.